CHARLOTTE ANNE MOBERLY
Todo esto ocurrió,
el 10 de agosto de 1901 cuando Charlotte Anne Moberly (1846-1937) y Eleanor
Jourdain (1863-1924), directora y subdirectora en el colegio St. Hugh de Oxford
respectivamente, se habían acercado al Palacio de Versailles tras pasar unos
días en París, ya que ambas querían
conocerlo desde hacía tiempo. Al ser verano y tener una temperatura agradable,
decidieron pasear por el Petit Trianon, un palacete de Maria Antonieta que se
encuentra junto a los jardines en Versailles, así como por el Grand Trianon,
otro palacio que estaba cerrado al público. En esos grandes jardines Moberly y
Jourdain empezaron a sentir como la temperatura empezaba a descender, se
sintieron desorientadas, perdidas. Aun contando con un folleto que las guiaba,
entraron en un camino que les era totalmente desconocido. Habían abandonado los
caminos de los jardines para entrar en un campo abierto con varias granjas.
Quietas y
asombradas por la nueva e inexplicable situación, contemplaron atónitas como
tres hombres con abrigos y sombreros caminaban junto a un campo, por una
carretera cercana y se dirigían hacia ellas al verlas algo confusas o pérdidas,
tenían pinta de ser jardineros según comentó Moberly. Al llegar a su altura, uno de los hombres les
preguntó hacia dónde se dirigían. A pesar de dominar poco el francés,
consiguieron entenderse y preguntar por el Petit Trianon. Fue cuando gracias a
las indicaciones de los hombres, se dieron cuenta de que iban por mal camino.
Tras cruzar un puente, como decían las indicaciones dadas por aquellos amables
hombres, andaron hasta una pequeña planicie donde se alzaba un pequeño edificio
similar al Petit Trianon. Aquella zona les dejó algo más confundidas ya que
nada tenía que ver con la dibujada en los folletos que llevaban.
Delante del
edificio había una mujer sentada en un taburete y tapada con una manta. Su cara
mostraba tristeza o enfermedad. Al poco tiempo, salió un hombre, un sirviente,
que se fijó en las mujeres y se dirigió hacia ellas. Anne y Eleanor le dijeron
que querían visitar el Petit Trianon, ante lo cual, el hombre accedió
amablemente a mostrarles la estancia. Al abrir una de las salas, todo cambió
radicalmente. El frío que sentían desapareció y aparecieron junto a un grupo de
turistas vestidos con ropas veraniegas que al igual que ellas, que estaban
visitando el edificio con toda normalidad.
El desconcierto de
las dos mujeres les llevó a investigar aquellos 15 minutos tan extraños, una
vez que llegaron a Inglaterra. Tras revisar libros, documentos históricos,
mapas antiguos y hablar con historiadores, averiguaron que aquel puente que
cruzaron para llegar al Trianon ya no existía. Los jardines por los que habían
andado también eran diferentes y los ropajes de aquellas personas con las que
se habían cruzado, estaban fuera de época. Eran más bien del siglo XVIII. Pero
lo que las llevó a sospechar que habían estado en 1789 fue aquella señora que
vieron tapada y con esa extraña expresión en su cara. Tras ver varias imágenes
de la época y observar que la mayoría correspondían a María Antonieta, maria antonietase dieron cuenta que esa señora
era ella. Su cara, mostraba la expresión de una gran señora que hacía unos
meses acababa de perder a un hijo de apenas 8 años de edad y vivía un momento
de incertidumbre en su vida, ya que en Francia el pueblo estaba a punto de
alzarse. Hecho que pocos años después acabaría con la monarquía de su marido y
su propia muerte en 1793.
Anne y Eleanor
decidieron hablar con la Sociedad de Investigadores Psíquicas, donde fueron
recibidas con cierto escepticismo. El tema de dimensiones paralelas o viajes
temporales era algo difícil de aceptar. En caso de haber sido un lugar
embrujado o una secuencia de escenas fantasmales habría sido más factible. Por
lo que se sintieron insultadas y su historia fue objeto de muchas burlas.
FUENTE: https://notimisterio.wordpress.com/2016/04/11/viajeros-en-el-tiempo-3-el-caso-de-charlotte-anne-moberly-y-eleanor-jourdain/
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